Quentin Tarantino

 PULP FICTION


Pulp Fiction obvia su trayectoria cinematográfica de buena gana tras poseer un estilo escandalosamente "a lo Tarantino", en el buen sentido de la terminología. Probablemente, la película que por lejanía de criterio ostenta con lujo de absolutismo toda la riqueza de prototipos con la que cuenta Quentin, por ser en cuestión tan distinta en su manera de proyectarse (una película dividida en capítulos; tan sólo Tarantino lograría que esto funcionara) y por su sabiduría a la hora de expresar a un elenco que, además de encontrarse plagado de grandes estrellas, encaja a la excelencia en esta especie de comedia dramática que narra un rico entrelazado argumental con algunos giros de tuerca inesperados. Pulp Fiction es de esos tradicionales largometrajes que con el tiempo no hacen más que ampliar su grandeza, y no es para menos cuando de la mano de John Travolta, Samuel Jackson, Uma Thurman, Bruce Willis y compañía se gesta una ambiciosa presentación que contiene un poco de todo lo suficiente como para catalogarse como una cinta atemporal (pese a sus constantes guiños hacia la cultura pop y las características predominantes de un ambiente que recuenta una conjunción de épocas), preponderando su atractivo y suculento guión acaudalado referencialmente y una composición musical con la clásica distinción de Tarantino. Pulp Fiction, en materia de índole propia, es una jugosa adaptación de un crudo humor negro que no teme reírse en la cara de la muerte y acaricia constantemente los dilemas existenciales, tales como los malos vicios, la violencia, el abuso, afecciones psicológicas y todo aquello que acompañe a las temáticas. Una obra opulenta dentro del repertorio fílmico de este simbólico director (no la mejor bajo criterio personal) y una apuesta más que interesante que en su momento trascendió como una de las más emblemáticas piezas en la historia del cine.

 

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